martes, 31 de marzo de 2009

En el cristianismo, forman las procesiones la parte más importante del culto exterior. Es difícil hacer una historia de las procesiones cristianas, aunque cabe pensar que en los primeros tiempos de persecución serían muy extrañas, y sólo en el interior de los lugares de culto. Existe constancia histórica de algunas procesiones en la Edad Media Situémonos entre el siglo XIV y comienzos del XVI en cualquiera de las siguientes ciudades italianas llenas de vida, alboroto y gran movilidad comercial y social: Florencia, Venecia, Génova Roma, Milán o, Sicilia.

La burguesía se fortalece como una nueva y poderosa clase social, independiente de la iglesia y de la corte. Los nuevos y acaudalados señores, empeñados en establecerse en el espacio social que han conquistado, emplean sus fortunas tanto en ser,como en lucir ricos y se rodean de pinturas, esculturas y todas las expresiones artísticas del momento que expresan el lujo y la exquisitez de sus dueños.

La demanda crece, paga bien y es un desafío a la capacidad de innovación y de creatividad de los artistas para captar la realidad y expresarla bella y fielmente.

De manera que compitieron. Pintores, escultores, arquitectos, diseñadores de jardines, telas, gobelinos, muebles y cuanto objeto artístico y decorativo era posible imaginar, trabajaron con sus ayudantes, bajo el mismo techo, en los famosos Talleres de la época. Y en esa competencia, talentos como los de Brunelechi, Piero de la Francesca, Miguel Angel, Leonardo Davinci y Rafael entre otros, propusieron teorías científicas e inventaron artefactos para ayudarse a plasmar en los lienzos y en los muros, las tres dimensiones de la realidad tal y como las percibía el ojo humano.

La proliferación de dichos artefactos fue sorprendente. Sobreviven hoy, las retículas a las que llamamos Cuadriculas y las Mandorlas a las que llamamos Pasos en las procesiones.

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