Veamos ahora el elemento visible de esta comunión eclesial.
¿Qué significa?
Si queremos acceder a la comunión eucarística, debemos aceptar íntegramente la constitución de la Iglesia y todos los medios de salvación establecidos en ella, y están unidos a Cristo que la rige por medio del papa y los obispos, mediante los lazos de la profesión de fe, de los sacramentos, del gobierno eclesiástico y de la comunión. Así nos lo dice el Vaticano II en la constitución Lumen Gentium, 14.
¿Qué significa aceptar íntegramente la constitución de la Iglesia?
Significa aceptar con la fe y desde la fe que Cristo quiso una Iglesia jerárquica, donde el papa es el signo y fundamento visible de la unidad total de los obispos y de los fieles . Significa que los obispos, unidos al papa y bajo el papa, son los sucesores de los apóstoles para santificar, enseñar y gobernar la Iglesia; que los sacerdotes son los primeros colaboradores de los obispos, y con ellos forman un único cuerpo sacerdotal y santifican y gobiernan desde la caridad la porción de la grey del Señor a ellos confiada bajo la autoridad del obispo.
Significa aceptar que los diáconos son los colaboradores de los obispos y sacerdotes en la administración de algunos sacramentos (administrar el bautismo, reservar y distribuir la eucaristía, asistir al matrimonio y bendecirlos en nombre de la Iglesia, llevar el viático a los moribundos, leer la Sagrada Escritura a los fieles, instruir y exhortar al pueblo, administrar los sacramentales, presidir el rito de funerales y sepultura); también los diáconos están al servicio de la caridad.
¿Qué significa aceptar todos los medios de salvación establecidos por la Iglesia? ¿Cuáles son esos medios? Los sacramentos; los siete sacramentos.
De esto extrae el Papa unas consecuencias muy importantes.
No se puede dar la Comunión a una persona que no esté bautizada o que rechace la verdad sobre la eucaristía.
La eucaristía no puede ser celebrada sin una verdadera Comunión con el papa y con los obispos, con todo el clero y con el pueblo de Dios. Sería una incongruencia, pues la eucaristía crea comunión y educa a la comunión. Por tanto, en palabras más sencillas: no deberíamos celebrar la eucaristía si estamos peleados, en desacuerdo con el papa, obispo, o con uno de nuestros hermanos. La caridad, la unión fraterna es una exigencia para celebrar la eucaristía.
Esta comunión se pone de manifiesto en la misa dominical. Allí la comunión con toda la Iglesia es anunciada y cultivada constantemente. Por eso el domingo, además de ser el día del Señor, es el día de la Iglesia.
Dado que la unidad de la Iglesia, que la eucaristía realiza mediante la misa, exige inderogablemente la completa comunión en los vínculos de la profesión de fe, de los sacramentos y del gobierno eclesiástico... entonces, no es posible concelebrar la eucaristía con nuestros hermanos separados, es decir, con los protestantes, anglicanos y orientales no católicos, que no aceptan la autoridad del papa. El verdadero ecumenismo no pasa por ahí, sino por la oración mutua y la caridad y el respeto.
No obstante esto, el papa ha apuntado algo interesante: si bien los católicos no podemos celebrar la eucaristía con los hermanos separados... sin embargo, algún hermano separado, en circunstancias especiales, por el bien de su alma, y teniendo la verdadera fe en la eucaristía, puede recibir la eucaristía de un ministro católico, si está dispuesto y lo pide espontáneamente. Esto ya se contemplaba en los códigos canónicos de ambas Iglesias: católica y oriental. Incluso, el ministro católico puede administrar la confesión, la unción de enfermos a esos cristianos que no están en comunión plena con la Iglesia Católica, siempre y cuando lo deseen vivamente, lo pidan libremente, y manifiesten la fe que la Iglesia Católica confiesa en esos sacramentos.
Y al mismo tiempo, en determinados casos y por circunstancias particulares, también los católicos pueden solicitar los mismos sacramentos a los ministros de aquellas Iglesias en que sean válidos, cuando no hay a su alrededor una iglesia católica y él quedaría privado por mucho tiempo de la eucaristía y demás sacramentos. Esa comunidad no católica debe tener válido el sacramento del orden sacerdotal para que pueda hacer esto.
Que María nos ayude a vivir en Comunión con Dios, con la jerarquía y con nuestros hermanos católicos; y que apresure un poco la causa del verdadero ecumenismo para que podamos sentarnos todos como cristianos en la misma mesa y estemos todos bajo un mismo Señor y Pastor.